¿QUIÉNES SOMOS?

Somos un colectivo independiente sensibilizado con las preocupaciones de los ciudadanos en aspectos relacionados con la salud, que quiere contribuir a la información plural y rigurosa, recogiendo las pruebas científicas y las recomendaciones de las instituciones públicas y organismos de referencia disponibles actualmente sobre la relación existente entre la exposición a campos electromagnéticos procedentes de las comunicaciones móviles (teléfonos móviles e inalámbricos, aparatos WIFI, antenas de telefonía móvil,…) y los procedentes de instalaciones eléctricas (líneas de alta tensión, transformadores, instalaciones eléctricas domésticas y pequeños electrodomésticos…) con un amplio abanico de enfermedades, incluyendo el cáncer.

En esta web podrá encontrar respuesta a diferentes cuestiones acerca de los campos electromagnéticos y su relación con la salud y la enfermedad. Si desea ampliar la información contenida en este texto, le animamos a consultar las fuentes que recogen estudios, recomendaciones y llamamientos en los que se ha basado la elaboración de esta web y que podrá encontrar en la bibliografía empleada, así como a consultar el libro “La enfermedad silenciada”, de Raúl de la Rosa, que podrá obtener gratuitamente en el enlace: https://drive.google.com/file/d/1u3jlJuCQ3GI-nuYw5YCQlC2SDHLbZfMh/view

Raúl de la Rosa es desde hace más de 25 años el referente en España en relación a la contaminación electromagnética. De hecho, en 1994 escribió el primer libro en español sobre los riesgos de las radiaciones artificiales titulado “Contaminación electromagnética”. Desde entonces ha impartido cientos de conferencias y ha realizado miles de estudios para ayuntamientos, comunidades, empresas y particulares. Por encargo del ayuntamiento, realizó el primer mapa de radiaciones de una ciudad, San Sebastián-Donosti, sus investigaciones en biología fueron pioneras en los efectos de las altas y bajas frecuencias en organismos vivos, y ha participado en distintos y exitosos juicios a favor de los afectados que marcaron un antes y un después en el ámbito jurídico, entre otros muchos hitos relacionados con la salud medioambiental.

¿QUÉ SON LOS CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS?

Los campos electromagnéticos son radiaciones, energía transmitida en forma de ondas a través del espacio, en una combinación de ondas eléctricas y magnéticas.

Los campos eléctricos y magnéticos son fenómenos naturales que han estado presentes en nuestro medio ambiente desde siempre. En el entorno en que vivimos, hay campos electromagnéticos por todas partes.

Por ejemplo, podemos encontrar campos electromagnéticos naturales en las tormentas que producen cargas eléctricas en la atmósfera, y también en la propia Tierra, que genera un campo magnético que orienta la aguja de la brújula en dirección Norte-Sur.

El ser humano es especialmente sensible a las variaciones de campos electromagnéticos. Pero no sólo los seres humanos somos sensibles a la presencia de estos campos, muchos animales utilizan los campos electromagnéticos naturales para su orientación en sus movimientos migratorios (como es el caso de los mamíferos marinos, peces y muchas especies de aves) o para encontrar alimento o formar sus colonias (como es el caso de muchos insectos como abejas y hormigas).

El desarrollo tecnológico desde el siglo XX se ha traducido en un aumento de los campos electromagnéticos debido a la demanda de electricidad, las tecnologías inalámbricas y los cambios laborales y sociales. Todos estamos rodeados de un entramado de campos eléctricos y magnéticos en el hogar y en el trabajo.

Estos campos se propagan a la velocidad de la luz, y están caracterizados por una frecuencia y su correspondiente longitud de onda; estas dos características están directamente relacionadas entre sí: cuanto mayor es la frecuencia, más corta es la longitud de onda. La frecuencia es el número de oscilaciones de la onda por segundo, que se mide en hertzios (ciclo por segundo), y la longitud de onda es la distancia entre una onda y la siguiente (en mm, en cm, etc.,).

longitud de onda y frecuencia.png

Para hacernos una idea de su naturaleza, podemos atar una cuerda larga a cualquier punto, sujetamos el extremo libre y lo movemos lentamente arriba y abajo, esto generará una única onda de gran tamaño; si hacemos un movimiento de vaivén más rápido se generarán muchas ondas pequeñas. La longitud de la cuerda es en todos los casos la misma, por lo que cuantas más ondas se generen (mayor frecuencia), menor será la distancia entre las mismas (menor longitud de onda).

Los campos electromagnéticos también se refieren a menudo como «radiación electromagnética«. No se puede ver, sentir o escuchar, a parte de la luz visible o el calor “radiación infrarroja”, que es una parte del espectro electromagnético.

Se denomina espectro electromagnético al rango de todas las radiaciones electromagnéticas, desde las altas a las bajas frecuencias.

espectro_electromagnetico.jpg

Cuanto más elevada es la frecuencia de la radiación, mayor es la cantidad de energía que transporta la onda. Así, podemos dividir a las radiaciones en ionizantes y no ionizantes.

Las radiaciones ionizantes transmiten energía suficiente como para romper los enlaces químicos, lo que se conoce como ionización. Es el caso de los rayos gamma producidos por materiales radiactivos, rayos X como los utilizados en diagnósticos médicos o radiación ultravioleta de alta frecuencia procedente del sol y causa comprobada de cáncer de piel.

A diferencia de las radiaciones ionizantes, los campos electromagnéticos de menor frecuencia no producen ionización y por esto se conocen como radiaciones no ionizantes, como es el caso de las radiofrecuencias, microondas, infrarrojos, luz visible y ultravioleta de frecuencias bajas.

Las radiaciones no ionizantes no son capaces de romper los enlaces entre las moléculas, pero esto no significa que no tengan importantes efectos biológicos en los organismos expuestos. Bien al contrario, la investigación científica no deja lugar a muchas dudas: “estos efectos existen y en muchos casos pueden transformarse en importantes daños biológicos”[1].


[1] Consultar referencias bibliográficas al final del documento.

RIESGOS Y PRECAUCIONES.

Los campos eléctricos y magnéticos han estado siempre presentes en nuestro entorno de forma natural, incluso mucho antes de que existiese el ser humano. La vida evolucionó gracias a la presencia de dichos campos naturales. Sin embargo, el auge y desarrollo tecnológico de las últimas décadas ha modificado este medioambiente electromagnético natural.

La implantación de nuevas tecnologías emisoras de campos electromagnéticos artificiales sin haber previsto sus repercusiones sobre la salud y los ecosistemas, y sin tener en cuenta los estudios y evidencias existentes, hace que continuamente surjan nuevos y mayores riesgos para la población y la naturaleza.

Toda emisión artificial de radiación electromagnética debe entenderse como contaminación pues en mayor o menor medida interfiere y altera las condiciones de equilibrio de un medio natural.

Un medio ambiente limpio es esencial para la salud humana y el bienestar. Sin embargo, las interacciones entre el medio ambiente y la salud humana son muy complejas y difíciles de evaluar. Los impactos sobre la salud más conocidos están relacionados con la contaminación del aire, la mala calidad del agua y el saneamiento insuficiente. Se sabe mucho menos acerca de los efectos en la salud de los productos químicos peligrosos. El ruido ambiental es un problema emergente para la salud. El cambio climático, el agotamiento del ozono estratosférico, la pérdida de la biodiversidad y la degradación del suelo también pueden afectar a la salud humana.

Sin embargo, hay cuestiones emergentes para los que las vías y los efectos en la salud del medio ambiente son aún poco conocidos. Ejemplos de ello son los campos electromagnéticos (CEM), los productos farmacéuticos en el medio ambiente y algunas enfermedades infecciosas.

La contaminación electromagnética se considera un agente físico (término utilizado para abarcar campos acústicos -ruido y vibraciones-) y las radiaciones y campos electromagnéticos (ionizantes y no ionizantes).

Por tanto, si consideramos el ruido presente en un espacio como una fuente de contaminación, la presencia de campos electromagnéticos (ionizantes y no ionizantes) debería entenderse como otra forma de contaminación.

Los campos electromagnéticos (CEM) de todas las frecuencias constituyen una de las influencias del entorno más comunes y de crecimiento más rápido sobre las que existe una creciente preocupación. Hoy en día, todas las poblaciones del mundo están expuestas a CEM en mayor o menor grado, y conforme avance la tecnología el grado de exposición continuará creciendo.

Como ejemplo, según la OMS “actualmente los teléfonos móviles, o celulares, son parte integrante del moderno sistema de telecomunicaciones. En muchos países los utiliza más del 50% de la población, y el mercado está creciendo rápidamente. A finales de 2009 había en todo el mundo unos 6900 millones de contratos de telefonía móvil. En algunos lugares, esos aparatos son los más fiables o los únicos disponibles. Dado el gran número de usuarios de teléfonos móviles, es importante investigar, comprender y seguir de cerca las repercusiones que podrían tener en la salud pública”[1].

Actualmente el número de teléfonos móviles ha aumentado drásticamente, así como las investigaciones que han permitido comprender y seguir la progresiva elevación del riesgo para los usuarios. La contaminación electromagnética puede ser causante de problemas de salud que actualmente no tienen explicación para las estadísticas oficiales, pero sí para la medicina ambiental y la investigación científica. La mayor parte de ellos remiten y desaparecen al poco de dejar de estar expuestos a esta radiación, lo cual indica la relación causa-efecto.

La mayoría de la población desarrolla su actividad diaria recibiendo constantemente radiaciones electromagnéticas y cuando llega a casa la invasión radioeléctrica no cesa.

El estrés electromagnético afecta al sistema inmune, al crecimiento celular, a la formación de tumores, al desarrollo fetal, al sistema nervioso central y al cerebro. A menudo nos llegan noticias sobre los peligros de la salud de quienes viven en la proximidad de líneas de alta tensión, transformadores o antenas de telecomunicaciones, especialmente de antenas de telefonía móvil, pero son pocos los datos referentes a la contaminación electromagnética producida dentro de nuestra vivienda por los teléfonos inalámbricos DECT y las redes WiFi, tanto si son los nuestros como los de nuestros vecinos, o la contaminación eléctrica y magnética del propio cableado y los electrodomésticos o transformadores.

Cabe señalar que cada persona posee un particular grado de sensibilidad a la contaminación electromagnética, lo que explica que algunas personas sufran los trastornos descritos, mientras que otras no acusan molestia alguna.

Los problemas que afectan al medio ambiente, y singularmente los que relacionan el ambiente con la salud humana, constituyen uno de los más serios retos que en estos momentos se afrontan en el mundo. Para minimizar las consecuencias que están produciéndose, es esencial que los gobiernos asuman un papel proactivo para garantizar un desarrollo sostenible y un entorno saludable. En ese papel proactivo que se requiere a los gobiernos, uno de los ejes centrales ha de ser necesariamente la aplicación del principio de precaución, establecido en la Conferencia de Medio Ambiente y Desarrollo que se celebró en Río de Janeiro en 1992.

Desde entonces, numerosos países lo han integrado a diferentes niveles en su legislación como elemento político y jurídico, entre ellos los de la Unión Europea. Dicho principio establece que, en caso de amenaza para el medio ambiente o la salud, no es preciso esperar a que exista una certeza científica total sobre el problema, sino que deben tomarse de inmediato las medidas apropiadas para prevenir el daño si los males a evitar son graves.

El problema es que, muy frecuentemente, este principio no se está aplicando en asuntos que son de gran trascendencia como es el caso de la contaminación electromagnética. Y para que se aplique no basta simplemente un compromiso formal, teórico, que de hecho ya existe y es recogido por la legislación a diferentes niveles. Lo que verdaderamente hace falta es una voluntad política firme de aplicarlo en el día a día por parte de los gobiernos y administraciones.

El saldo es negativo para las naciones no solo en términos estrictos de defensa de la salud y del medio ambiente, sino también en términos económicos debido a los costes sanitarios, de pérdida de servicios básicos de los ecosistemas, etc.

Como ya ha pasado en otras ocasiones, anticiparnos aplicando el principio de precaución hará que la balanza se incline del lado de la salud y la protección porque si pasó en el caso del amianto, ¿quién cargará con la culpa por todo ese sufrimiento?

Las inquietudes ciudadanas tienen respuesta gracias a las investigaciones científicas que se vienen realizando en las últimas décadas y que están dando lugar a resoluciones y llamamientos de organizaciones de reconocido prestigio internacional, desde la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa hasta la Organización Mundial de la Salud, que a través de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), clasificó los campos electromagnéticos generados por líneas eléctricas, transformadores, móviles y wifis en la categoría «2B»; es decir, posibles cancerígenos[2], lista en la que se incluyen otros agentes tóxicos claramente nocivos como el humo de los automóviles, el cloroformo, el humo de motores o cierto tipo de herbicidas y un largo etcétera hasta un total de 289 agentes hasta la fecha.

Todos estos estudios, investigaciones, recomendaciones y llamamientos urgen a los gobiernos y a las diferentes administraciones a que se adopten medidas legislativas que garanticen la protección a los ciudadanos, acordes con la gravedad de la problemática, ya que se considera que no protegen suficientemente a la población de una exposición electromagnética que puede resultar un grave riesgo sanitario[3].

Por nuestra parte, lo que pedimos es que se cumpla la Resolución 1815, en la que la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa dicta, entre otras, las siguientes recomendaciones que justifican nuestras demandas:

  • Con respecto a las normas o los umbrales para las emisiones de campos electromagnéticos de todo tipo y frecuencias, la Asamblea recomienda que se aplique el principio ALARA o “tan bajo como sea razonablemente posible”, en relación tanto con los efectos térmicos como con los efectos atérmicos o biológicos de las emisiones o radiación electromagnética. Además, el Principio de Precaución se debe aplicar cuando la evaluación científica no permite determinar el riesgo con suficiente certeza, especialmente en el contexto de una creciente exposición de la población, incluidos en especial grupos vulnerables como la juventud y los niños/as, aspecto que podría generar costes humanos y económicos extremadamente elevados por no actuar si se hace caso omiso de las alertas tempranas.
  • La Asamblea señala que el problema de los campos u ondas electromagnéticas y sus posibles consecuencias para el medio ambiente y la salud guarda un evidente paralelismo con otras cuestiones actuales como la autorización de la comercialización de medicamentos, productos químicos, pesticidas, metales pesados u organismos genéticamente modificados. Insiste, pues, en la importancia crucial de la independencia y de la credibilidad de los peritajes científicos para obtener una evaluación transparente y objetiva de los potenciales efectos nocivos sobre el medio ambiente y la salud humana.
  • Reconsiderar la base científica de las normas actuales de exposición a los CEM fijadas por la Comisión Internacional para la Protección contra la Radiación No Ionizante (International Commission on Non-Ionising Radiation Protection), que presenta graves deficiencias, y aplicar el principio ALARA; es decir, el nivel más bajo razonablemente posible, tanto a los efectos térmicos como a los efectos atérmicos o biológicos de las emisiones o radiaciones electromagnéticas.
  • Adoptar todas las medidas razonables para reducir la exposición a los campos electromagnéticos, especialmente a las radiofrecuencias emitidas por los teléfonos móviles, y en especial la exposición de los/as niño/as y jóvenes que al parecer corren el mayor riesgo de tumores de la cabeza.
  • Desarrollar, en los distintos ministerios (educación, medio ambiente y sanidad), campañas de información específicas dirigidas al profesorado, las madres y padres y los/as niños/as para advertirles de los riesgos específicos del uso precoz, indiscriminado y prolongado de los teléfonos móviles y de otros dispositivos que emiten microondas.
  • Dar preferencia para los/as niños/as en general, y en especial en los centros de enseñanza y en las aulas, a las conexiones a Internet por cable, y regular estrictamente el uso de teléfonos móviles por parte de los/as niños/as en el recinto escolar.
  • Poner en práctica campañas de información y sensibilización sobre los riesgos de los efectos biológicos potencialmente nocivos a largo plazo para el medio ambiente y para la salud humana, especialmente dirigidas a los/as niños/as, adolescentes y jóvenes en edad reproductiva.
  • Prestar especial atención a las personas “electrosensibles” afectadas de un síndrome de intolerancia a los campos electromagnéticos y la adopción de medidas especiales para protegerlos, incluida la creación de “zonas blancas” no cubiertas por redes inalámbricas.
  • Establecer umbrales de prevención para los niveles de exposición a largo plazo a las microondas en interiores, de conformidad con el Principio de Precaución, que no superen 0,6 voltios por metro, y a medio plazo reducirlo a 0,2 voltios por metro.
  • Establecer normas urbanísticas que requieran una distancia de seguridad entre las líneas de alta tensión y demás instalaciones eléctricas y las viviendas.
  • Determinar la ubicación de cualquier nueva antena GSM, UMTS, wifi o wimax no basándose únicamente en los intereses de las operadoras, sino en consulta con las autoridades locales y regionales, los residentes locales y las asociaciones de ciudadanos afectados.

[1] http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs193/es/

[2] http://monographs.iarc.fr/ENG/Classification/latest_classif.php

[3] http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs193/es/

RIESGOS Y PRECAUCIONES.

Los campos eléctricos y magnéticos han estado siempre presentes en nuestro entorno de forma natural, incluso mucho antes de que existiese el ser humano. La vida evolucionó gracias a la presencia de dichos campos naturales. Sin embargo, el auge y desarrollo tecnológico de las últimas décadas ha modificado este medioambiente electromagnético natural.

La implantación de nuevas tecnologías emisoras de campos electromagnéticos artificiales sin haber previsto sus repercusiones sobre la salud y los ecosistemas, y sin tener en cuenta los estudios y evidencias existentes, hace que continuamente surjan nuevos y mayores riesgos para la población y la naturaleza.

Toda emisión artificial de radiación electromagnética debe entenderse como contaminación pues en mayor o menor medida interfiere y altera las condiciones de equilibrio de un medio natural.

Un medio ambiente limpio es esencial para la salud humana y el bienestar. Sin embargo, las interacciones entre el medio ambiente y la salud humana son muy complejas y difíciles de evaluar. Los impactos sobre la salud más conocidos están relacionados con la contaminación del aire, la mala calidad del agua y el saneamiento insuficiente. Se sabe mucho menos acerca de los efectos en la salud de los productos químicos peligrosos. El ruido ambiental es un problema emergente para la salud. El cambio climático, el agotamiento del ozono estratosférico, la pérdida de la biodiversidad y la degradación del suelo también pueden afectar a la salud humana.

Sin embargo, hay cuestiones emergentes para los que las vías y los efectos en la salud del medio ambiente son aún poco conocidos. Ejemplos de ello son los campos electromagnéticos (CEM), los productos farmacéuticos en el medio ambiente y algunas enfermedades infecciosas.

La contaminación electromagnética se considera un agente físico (término utilizado para abarcar campos acústicos -ruido y vibraciones-) y las radiaciones y campos electromagnéticos (ionizantes y no ionizantes).

Por tanto, si consideramos el ruido presente en un espacio como una fuente de contaminación, la presencia de campos electromagnéticos (ionizantes y no ionizantes) debería entenderse como otra forma de contaminación.

Los campos electromagnéticos (CEM) de todas las frecuencias constituyen una de las influencias del entorno más comunes y de crecimiento más rápido sobre las que existe una creciente preocupación. Hoy en día, todas las poblaciones del mundo están expuestas a CEM en mayor o menor grado, y conforme avance la tecnología el grado de exposición continuará creciendo.

Como ejemplo, según la OMS “actualmente los teléfonos móviles, o celulares, son parte integrante del moderno sistema de telecomunicaciones. En muchos países los utiliza más del 50% de la población, y el mercado está creciendo rápidamente. A finales de 2009 había en todo el mundo unos 6900 millones de contratos de telefonía móvil. En algunos lugares, esos aparatos son los más fiables o los únicos disponibles. Dado el gran número de usuarios de teléfonos móviles, es importante investigar, comprender y seguir de cerca las repercusiones que podrían tener en la salud pública”[1].

Actualmente el número de teléfonos móviles ha aumentado drásticamente, así como las investigaciones que han permitido comprender y seguir la progresiva elevación del riesgo para los usuarios. La contaminación electromagnética puede ser causante de problemas de salud que actualmente no tienen explicación para las estadísticas oficiales, pero sí para la medicina ambiental y la investigación científica. La mayor parte de ellos remiten y desaparecen al poco de dejar de estar expuestos a esta radiación, lo cual indica la relación causa-efecto.

La mayoría de la población desarrolla su actividad diaria recibiendo constantemente radiaciones electromagnéticas y cuando llega a casa la invasión radioeléctrica no cesa.

El estrés electromagnético afecta al sistema inmune, al crecimiento celular, a la formación de tumores, al desarrollo fetal, al sistema nervioso central y al cerebro. A menudo nos llegan noticias sobre los peligros de la salud de quienes viven en la proximidad de líneas de alta tensión, transformadores o antenas de telecomunicaciones, especialmente de antenas de telefonía móvil, pero son pocos los datos referentes a la contaminación electromagnética producida dentro de nuestra vivienda por los teléfonos inalámbricos DECT y las redes WiFi, tanto si son los nuestros como los de nuestros vecinos, o la contaminación eléctrica y magnética del propio cableado y los electrodomésticos o transformadores.

Cabe señalar que cada persona posee un particular grado de sensibilidad a la contaminación electromagnética, lo que explica que algunas personas sufran los trastornos descritos, mientras que otras no acusan molestia alguna.

Los problemas que afectan al medio ambiente, y singularmente los que relacionan el ambiente con la salud humana, constituyen uno de los más serios retos que en estos momentos se afrontan en el mundo. Para minimizar las consecuencias que están produciéndose, es esencial que los gobiernos asuman un papel proactivo para garantizar un desarrollo sostenible y un entorno saludable. En ese papel proactivo que se requiere a los gobiernos, uno de los ejes centrales ha de ser necesariamente la aplicación del principio de precaución, establecido en la Conferencia de Medio Ambiente y Desarrollo que se celebró en Río de Janeiro en 1992.

Desde entonces, numerosos países lo han integrado a diferentes niveles en su legislación como elemento político y jurídico, entre ellos los de la Unión Europea. Dicho principio establece que, en caso de amenaza para el medio ambiente o la salud, no es preciso esperar a que exista una certeza científica total sobre el problema, sino que deben tomarse de inmediato las medidas apropiadas para prevenir el daño si los males a evitar son graves.

El problema es que, muy frecuentemente, este principio no se está aplicando en asuntos que son de gran trascendencia como es el caso de la contaminación electromagnética. Y para que se aplique no basta simplemente un compromiso formal, teórico, que de hecho ya existe y es recogido por la legislación a diferentes niveles. Lo que verdaderamente hace falta es una voluntad política firme de aplicarlo en el día a día por parte de los gobiernos y administraciones.

El saldo es negativo para las naciones no solo en términos estrictos de defensa de la salud y del medio ambiente, sino también en términos económicos debido a los costes sanitarios, de pérdida de servicios básicos de los ecosistemas, etc.

Como ya ha pasado en otras ocasiones, anticiparnos aplicando el principio de precaución hará que la balanza se incline del lado de la salud y la protección porque si pasó en el caso del amianto, ¿quién cargará con la culpa por todo ese sufrimiento?

Las inquietudes ciudadanas tienen respuesta gracias a las investigaciones científicas que se vienen realizando en las últimas décadas y que están dando lugar a resoluciones y llamamientos de organizaciones de reconocido prestigio internacional, desde la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa hasta la Organización Mundial de la Salud, que a través de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), clasificó los campos electromagnéticos generados por líneas eléctricas, transformadores, móviles y wifis en la categoría «2B»; es decir, posibles cancerígenos[2], lista en la que se incluyen otros agentes tóxicos claramente nocivos como el humo de los automóviles, el cloroformo, el humo de motores o cierto tipo de herbicidas y un largo etcétera hasta un total de 289 agentes hasta la fecha.

Todos estos estudios, investigaciones, recomendaciones y llamamientos urgen a los gobiernos y a las diferentes administraciones a que se adopten medidas legislativas que garanticen la protección a los ciudadanos, acordes con la gravedad de la problemática, ya que se considera que no protegen suficientemente a la población de una exposición electromagnética que puede resultar un grave riesgo sanitario[3].

Por nuestra parte, lo que pedimos es que se cumpla la Resolución 1815, en la que la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa dicta, entre otras, las siguientes recomendaciones que justifican nuestras demandas:

  • Con respecto a las normas o los umbrales para las emisiones de campos electromagnéticos de todo tipo y frecuencias, la Asamblea recomienda que se aplique el principio ALARA o “tan bajo como sea razonablemente posible”, en relación tanto con los efectos térmicos como con los efectos atérmicos o biológicos de las emisiones o radiación electromagnética. Además, el Principio de Precaución se debe aplicar cuando la evaluación científica no permite determinar el riesgo con suficiente certeza, especialmente en el contexto de una creciente exposición de la población, incluidos en especial grupos vulnerables como la juventud y los niños/as, aspecto que podría generar costes humanos y económicos extremadamente elevados por no actuar si se hace caso omiso de las alertas tempranas.
  • La Asamblea señala que el problema de los campos u ondas electromagnéticas y sus posibles consecuencias para el medio ambiente y la salud guarda un evidente paralelismo con otras cuestiones actuales como la autorización de la comercialización de medicamentos, productos químicos, pesticidas, metales pesados u organismos genéticamente modificados. Insiste, pues, en la importancia crucial de la independencia y de la credibilidad de los peritajes científicos para obtener una evaluación transparente y objetiva de los potenciales efectos nocivos sobre el medio ambiente y la salud humana.
  • Reconsiderar la base científica de las normas actuales de exposición a los CEM fijadas por la Comisión Internacional para la Protección contra la Radiación No Ionizante (International Commission on Non-Ionising Radiation Protection), que presenta graves deficiencias, y aplicar el principio ALARA; es decir, el nivel más bajo razonablemente posible, tanto a los efectos térmicos como a los efectos atérmicos o biológicos de las emisiones o radiaciones electromagnéticas.
  • Adoptar todas las medidas razonables para reducir la exposición a los campos electromagnéticos, especialmente a las radiofrecuencias emitidas por los teléfonos móviles, y en especial la exposición de los/as niño/as y jóvenes que al parecer corren el mayor riesgo de tumores de la cabeza.
  • Desarrollar, en los distintos ministerios (educación, medio ambiente y sanidad), campañas de información específicas dirigidas al profesorado, las madres y padres y los/as niños/as para advertirles de los riesgos específicos del uso precoz, indiscriminado y prolongado de los teléfonos móviles y de otros dispositivos que emiten microondas.
  • Dar preferencia para los/as niños/as en general, y en especial en los centros de enseñanza y en las aulas, a las conexiones a Internet por cable, y regular estrictamente el uso de teléfonos móviles por parte de los/as niños/as en el recinto escolar.
  • Poner en práctica campañas de información y sensibilización sobre los riesgos de los efectos biológicos potencialmente nocivos a largo plazo para el medio ambiente y para la salud humana, especialmente dirigidas a los/as niños/as, adolescentes y jóvenes en edad reproductiva.
  • Prestar especial atención a las personas “electrosensibles” afectadas de un síndrome de intolerancia a los campos electromagnéticos y la adopción de medidas especiales para protegerlos, incluida la creación de “zonas blancas” no cubiertas por redes inalámbricas.
  • Establecer umbrales de prevención para los niveles de exposición a largo plazo a las microondas en interiores, de conformidad con el Principio de Precaución, que no superen 0,6 voltios por metro, y a medio plazo reducirlo a 0,2 voltios por metro.
  • Establecer normas urbanísticas que requieran una distancia de seguridad entre las líneas de alta tensión y demás instalaciones eléctricas y las viviendas.
  • Determinar la ubicación de cualquier nueva antena GSM, UMTS, wifi o wimax no basándose únicamente en los intereses de las operadoras, sino en consulta con las autoridades locales y regionales, los residentes locales y las asociaciones de ciudadanos afectados.

[1] http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs193/es/

[2] http://monographs.iarc.fr/ENG/Classification/latest_classif.php

[3] http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs193/es/

FUENTES DE CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS.

Los campos electromagnéticos calificados como radiación no ionizante podemos dividirlos en campos electromagnéticos de frecuencias extremadamente bajas (ELF); es decir, hasta 50-60 Hz emitidos por líneas y cables eléctricos aéreos y subterráneos, transformadores y por una amplia gama de aparatos eléctricos domésticos e industriales (secadores de pelo, maquinillas de afeitar, vitrocerámicas, cocinas eléctricas y de inducción, etc.), y campos electromagnéticos de frecuencias intermedias, radiofrecuencias y frecuencias de microondas de 1 kHz a 300 GHz, emitidas por fuentes como, calentadores de inducción y radiofrecuencia, hornos de microondas domésticos e industriales, teléfonos móviles, antenas de radio y televisión, antenas de telefonía móvil, satélites, wifi, etc.

CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS DE FRECUENCIAS EXTREMADAMENTE BAJAS.

Uno de los riesgos de los campos electromagnéticos de frecuencias extremadamente bajas (ELF) de 50 Hz es que son invisibles; y, por tanto, las personas difícilmente podemos adoptar las medidas necesarias para evitarlos o, al menos, reducirlos.

La transmisión de electricidad a larga distancia se realiza mediante líneas eléctricas de alta tensión. Estas tensiones altas se reducen mediante transformadores para la distribución local a hogares y empresas. Las instalaciones de transmisión y distribución de electricidad y el cableado y aparatos eléctricos domésticos generan el nivel de fondo de campos eléctricos y magnéticos de extremadamente baja frecuencia presentes en el hogar.

Los campos eléctricos y magnéticos son más elevados cuanto más cerca están de la fuente que los origina, y disminuyen al aumentar la distancia, y que en el caso de líneas eléctricas de alta tensión pueden llegar a centenares de metros.

contaminacion.jpg

En los hogares, los aparatos eléctricos de uso doméstico son una de las fuentes más comunes en nuestros días de campos electromagnéticos de frecuencias extremadamente bajas, cuyos valores en muchas ocasiones superan los niveles establecidos en las advertencias y recomendaciones de organizaciones de reconocido prestigio[1].


[1] http://www.powerwatch.org.uk/news/20070713_emf_legal_considerations.pdf

ANEXO II – INTENSIDADES DE CAMPO ELÉCTRICO Y MAGNÉTICO TÍPICAS MEDIDAS CERCA DE ELECTRODOMÉSTICOS

Los campos electromagnéticos de frecuencias extremadamente bajas (ELF) de los lugares situados directamente bajo las líneas eléctricas son mucho más intensos. Las densidades de flujo magnético a nivel del suelo por debajo de la línea eléctrica pueden ser del orden de hasta varios µT (microtesla). La intensidad del campo eléctrico bajo las líneas de conducción eléctrica puede ser de hasta 10 kV/m. Sin embargo, la intensidad de los campos (eléctricos y magnéticos) se reduce al aumentar la distancia a las líneas eléctricas[1].

Intensidades de campo eléctrico típicas medidas cerca de electrodomésticos (a una distancia de 30 cm)
ElectrodomésticoIntensidad del campo eléctrico (V/m)
Receptor estereofónico180
Frigorífico120
Batidora100
Tostadora80
Secador de pelo80
Televisor60
Cafetera eléctrica60
Aspiradora50
Horno eléctrico8
Bombilla5
Fuente: Oficina federal alemana de seguridad radiológica (Bundesamt für Strahlenschutz, BfS), 1999.

Muchas personas se sorprenden cuando reparan en los elevados campos magnéticos presentes en el entorno de diversos aparatos eléctricos. La intensidad del campo no depende del tamaño, complejidad, potencia o ruido que hace el electrodoméstico. Además, las intensidades de los campos magnéticos pueden ser muy diversas, incluso entre aparatos aparentemente similares. Por ejemplo, algunos secadores de pelo generan campos muy intensos, mientras que otros apenas producen campo magnético alguno. Estas diferencias de intensidad del campo magnético están relacionadas con el diseño del producto.

Intensidades del campo magnético típicas de algunos electrodomésticos a diversas distancias
Aparato eléctricoA una distancia de 3 cm (mT)A una distancia de 30 cm (mT)A una distancia de 1 m (mT)
Secador de pelo6-20000.01-70.01-0.03
Máquina de afeitar eléctrica15-15000.08-90.01-0.03
Aspiradora200-8002-200.13-2
Luz fluorescente40-4000.5-20.02-0.25
Horno microondas73-2004-80.25-0.6
Radio portátil16-561<0.01
Horno eléctrico1-500.15-0.50.01-0.04
Lavadora0.8-500.15-30.01-0.15
Lavavajillas3.5-200.6-30.07-0.3
Ordenador0.5-30<0.01 
Frigorífico0.5-1.70.01—0.25<0.01
Televisor2.5-500.04-20.01-0.15
Fuente: Oficina federal alemana de seguridad radiológica (Bundesamt für Strahlenschutz, BfS), 1999. (La distancia de operación normal se indica en negrita.)

[1] http://www.who.int/peh-emf/about/WhatisEMF/es/index3.html


CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS DE FRECUENCIAS INTERMEDIAS, RADIOFRECUENCIAS Y FRECUENCIAS DE MICROONDAS

Las pantallas de ordenadores, los dispositivos antirrobo y los sistemas de seguridad son las principales fuentes de campos electromagnéticos de frecuencias intermedias.

Los teléfonos móviles, las bases de teléfonos inalámbricos, el wifi doméstico, los hornos microondas o los vigila bebés son las principales fuentes generadoras de radiofrecuencias y de microondas en el interior de los edificios mientras que en el exterior las principales fuentes generadoras son las antenas de radio, de televisión, de radar y de telefonía móvil, wifi, etc.

Las primeras dependen fundamentalmente de nuestra decisión de usarlos o no, pero los segundos invaden los espacios públicos y privados (incluyendo nuestro cuerpo) queramos o no queramos.

Los hornos microondas, por ejemplo, utilizan frecuencias altas para el calentamiento rápido de alimentos. Si estos campos electromagnéticos no supusieran ningún riesgo, habría que preguntarse por qué se obligó a los fabricantes a apantallar los hornos microondas para evitar que saliesen al exterior y sirviesen de protección a los usuarios, por qué ciertas marcas de teléfonos móviles nos sugieren que utilicemos nuestros terminales a una cierta distancia del oído, por qué determinados países aplican límites de exposición más restrictivos que otros; si no presentasen riesgo alguno, habría un consenso mundial sobre este tema.

Hay que considerar que las microondas utilizadas por los hornos microondas, radares y otros dispositivos que consideramos peligrosos son de la misma naturaleza que las que emiten las antenas de telefonía móvil, los routers wifi o los propios teléfonos móviles, y sus riesgos son similares, tal como iremos viendo.

Los niveles de exposición en las inmediaciones de las antenas de telecomunicaciones pueden ser muy elevados, y la población cercana puede estar sometida a niveles superiores a los recomendados[1]. La distancia a la que encontramos valores superiores a los aconsejados por organismos internacionales, como la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, a través de la Resolución 1815 del 27 de mayo de 2011, puede llegar a decenas de metros, e incluso a centenares de metros.

Las estaciones base de telefonía móvil suelen situarse en la parte alta de edificios. Conforme la altura es mayor, los niveles de radiación a nivel de la superficie son menores. Sin embargo, las viviendas cercanas en altura y distancia a las antenas pueden recibir niveles de radiación elevados.


[1] Declaraciones y Resoluciones internacionales

¿AFECTAN LOS CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS A LA SALUD?

En las últimas décadas, se han publicado numerosos artículos científicos sobre los efectos biológicos de los campos electromagnéticos de altas y bajas frecuencias. Miles de investigaciones científicas[1] están disponibles y muestran claramente que las directrices nacionales e internacionales que se rigen por el efecto térmico en el organismo; es decir, cuando la radiación genera un determinado aumento de la temperatura corporal, están totalmente desfasadas y son inapropiadas para proteger la salud de la población.

Como decimos, los actuales estándares consideran que sólo la potencia de la radiación absorbida por el cuerpo determina el efecto biológico de la radiación. Para medir los efectos térmicos de la radiación se utiliza una magnitud básica conocida como tasa de absorción específica (SAR). Sin embargo, la SAR solamente tiene en cuenta la cantidad de energía transmitida como energía térmica sin contemplar otros aspectos inherentes a la radiación.

Según los experimentos de laboratorio y los estudios epidemiológicos realizados, muchos de los niveles de los campos electromagnéticos presentes en el medio ambiente o en el interior de los edificios son superiores a lo que se puede considerar seguro para la salud.

El principal efecto de los campos electromagnéticos de altas y bajas frecuencias, como los emitidos por la telefonía móvil o las redes eléctricas, no es el calentamiento de los tejidos del organismo (efecto térmico), aunque éste pueda producirse en determinadas circunstancias, si no el no-térmico, y se produce en campos de muy baja intensidad como los que están presentes habitualmente en el medio ambiente que habitamos.

Los efectos no-térmicos constatados van desde el cáncer de piel en adultos[2], cáncer de mama[3], la enfermedad de Lou Gehrig (ALS – Esclerosis Lateral Amiotrófica)[4], el aborto involuntario[5], diversos cánceres cerebrales como neuromas acústicos, meningiomas y gliomas[6] hasta la leucemia infantil[7], entre otros.

Actualmente se han confirmado en diferentes estudios[8] efectos adversos en las personas expuestas en ambientes residenciales a corto, medio y largo plazo a campos de bajas y altas frecuencias de líneas eléctricas de alta tensión, antenas de telefonía móvil o de radio y televisión, incluso por debajo de los límites de exposición fijados atendiendo únicamente a los efectos térmicos de la radiación.


[1] Consultar referencias bibliográficas al final del documento

[2] Tynes, Tore; L Klaeboe, T Haldorsen (mayo de 2003). «La exposición residencial y laboral a campos magnéticos de 50 Hz y el melanoma maligno: un estudio basado en la población». Occup Environ Med 60 (5): 343-7.

[3] Hansen, J (enero de 2001). «El aumento de riesgo de cáncer de mama entre las mujeres que trabajan predominantemente en la noche». Epidemiología 12 (1): 74-7.

[4] Feychting, María; Anders Ahlbom, M Jonsson, NL Pederson (julio de 2003). «Exposición a campos magnéticos de trabajo y enfermedades neurodegenerativas». Epidemiología 14 (4): 413-9

Hakansson, Niklas; P Gustavsson, Birgitte Floderus, Christof Johanen (julio de 2003). «Las enfermedades neurodegenerativas en soldadores y otros trabajadores expuestos a altos niveles de campos magnéticos». Epidemiología 14 (4): 420-6.

Ahlbom, Anders (2001). «Las enfermedades neurodegenerativas, el suicidio y los síntomas depresivos en relación a los campos electromagnéticos.». Bioelectromagnetismo (Suppl 5): S132-43.

[5] Lee, GM; Michael Yost, RR Neutra, L Hristova, RA Hiatt (enero de 2002). «Un estudio de casos y controles anidados de medidas de campo magnético residenciales y personales y abortos involuntarios». Epidemiología 13 (1): 21-31.

[6] Hardell L et al, (septiembre de 2005) El uso de teléfonos celulares o inalámbricos y el riesgo de linfoma no Hodgkin, Int Arco Occup Environ Health. 2005 Sep; 78 (8)

Hardell L et al, (2005) “Estudio de casos y controles en los teléfonos celulares e inalámbricos y el riesgo de neuroma acústico o meningioma en pacientes diagnosticados desde 2000 hasta 2003”, Neuroepidemiología. 2005; 25 (3): 120-8

Hardell L et al, (febrero de 2006). “Estudio de casos y controles de la asociación entre el uso de teléfonos celulares e inalámbricos y los tumores cerebrales malignos diagnosticados en el período 2000-2003”, Environ Res. 2006 Feb; 100 (2)

[7] Ahlbom, Anders; Elisabeth Cardis, Adele Green, Martha Linet, David Savitz, Anthony Swerdlow (diciembre de 2001). «Examen de la literatura epidemiológica sobre los campos electromagnéticos y la salud». Environ Health Perspect. 109 (S6)

Draper, Gerald; Tim Vincent, Mary E. Kroll, John Swanson (2005). «El cáncer infantil en relación con la distancia de las líneas eléctricas de alta tensión en Inglaterra y Gales: un estudio de casos y controles». BMJ (330). DOI: 10.1136 / bmj.330.7503.1290.

[8] https://www.emf-portal.org/de/article/overview

CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS Y CÁNCER.

Las sustancias cancerígenas son agentes externos cuya interacción con el organismo produce la alteración en el control del crecimiento y diferenciación celular originando un cáncer.

Existen distintos agentes cancerígenos externos reconocidos científicamente como son una dieta inadecuada, productos tóxicos de limpieza, de aseo, de cosmética, etc, tabaco y radiaciones ionizantes, todos ellos incluidos en el grupo 1 de agentes cancerígenos de la OMS[1] y no ionizantes, etc.

En la misma tabla encontramos el grupo 2B de posibles agentes cancerígenos para la especie humana junto con otros productos claramente nocivos como el humo de los automóviles, el cloroformo, el humo de motores, vegetales macerados, herbicidas clorofenóxicos (utilizados en la producción y aplicación de herbicidas) y el cloruro de metileno (utilizado como desengrasante, en farmacias o como plaguicida).

Los xenobióticos[2] son sustancias que se metabolizan y acumulan en el organismo produciendo daños para la salud. Son sustancias sintéticas, insecticidas, pesticidas, contaminantes del aire, metales pesados, medicamentos y aditivos de los alimentos y productos de higiene. Para eliminar los xenobióticos el organismo ha de procesarlos metabólicamente o transformarlos mediante la detoxificación[3].

Desde hace décadas disponemos de distintos estudios científicos realizados sobre habitantes de casas cercanas a líneas eléctricas de alta tensión[4]. La mayor parte de los estudios indican unos riesgos elevados, y sumados todos se comprueba un incremento estadístico del riesgo para la población, especialmente significativo en el caso de la leucemia en niños.

Desde el punto de vista científico (obviamente nos referimos a los investigadores que han estudiado el fenómeno o a los médicos que ven en sus pacientes la problemática), hace tiempo que no hay controversia más que en situar los valores límite permisibles. En este aspecto, el consenso mayoritario es el de aplicar los valores propuestos por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, a través de la Resolución 1815 del 27 de mayo de 2011. Valores que, en el caso de las microondas de telecomunicaciones, están miles de veces por debajo de la actual legislación estatal en nuestro país.

La conclusión de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud alcanzada en el año 2001, de que los campos electromagnéticos de baja frecuencia deben considerarse como “posible carcinógeno humano”, indica que hay que aplicar sin demora el Principio de Precaución.

Esto significa que hay pruebas fiables de que la exposición a campos electromagnéticos de alta y baja frecuencia puede ser causa de cáncer, y que hay que limitar la exposición pública a las radiaciones de estas instalaciones (líneas eléctricas de alta tensión, antenas de telefonía móvil…), que garantice que los ciudadanos no estén expuestos a niveles superiores a los recomendados por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, a través de la Resolución 1815; es decir: “establecer umbrales de prevención para los niveles de exposición a largo plazo a las microondas en interiores, de conformidad con el Principio de Precaución, que no superen 0,001 W/m, y a medio plazo reducirlo a 0,0001 W/m, cuando la exposición máxima típica de la población a las estaciones base de telefonía móvil actualmente es de 0,1W/m[5]; es decir, de 100 a 1000 veces superior.

En cualquier caso, es evidente que muchos estudios científicos indican que existe una relación entre la exposición a los campos electromagnéticos y un incremento del riesgo de cáncer, especialmente en la leucemia infantil. Los resultados obtenidos por muchos estudios durante décadas han encontrado un aumento del riesgo de diferentes tipos cáncer en niños y en adultos, tanto en exposición laboral como residencial[6].


[1] http://monographs.iarc.fr/ENG/Classification/latest_classif.php

[2] Compuestos sintetizados por el ser humano en el laboratorio

[3] Neutralización del poder tóxico de ciertos cuerpos

[4] https://www.emf-portal.org/de/article/overview/category/power-line-frequencies-epidem

[5] http://www.who.int/peh-emf/about/WhatisEMF/es/index4.html

[6] Algunos estudios científicos importantes:

Ahlbom, A., et al, 2000. A pooled analysis of magnetic fields and childhood leukaemia, British Journal of Cancer, Vol 83, pp. 692–8.

California Health Department, 2002. An evaluation of the possible risks from electric and magnetic fields (EMFs) from power lines, internal wiring, electrical occupations and appliances. California EMF Program.

Draper, G., Vincent, T., Kroll, M.E., Swanson, J., 2005. Childhood cancer in relation to high voltage power lines in England and Wales: a case control study. British Medical Journal 7503, 1290-1292.

Greenland, S., et al, 2000. A pooled analysis of magnetic fields wire codes, and childhood leukaemia, Epidemiology, Vol 11, pp. 624–34.

Few, A.P., Henshaw D.L., Wilding, R.J., and Keitch, P.A. 1999. Corona ions from power lines and increased exposure to pollutant aerosols. International Journal of Radiation Biology, 75(12), 1523-1531.

Henshaw, D.L. and Reiter, R.J., 2005. Do magnetic fields cause increased risk of childhood leukaemia via melatonin disruption? Bioelectromagnetics Supplement 7, S86-S97.

National Institute of Environmental Health Sciences (NIEHS), 1999. NIEHS Report on Health Effects from Exposure to Power-Line Frequency Electric and Magnetic Fields. NIH Publication No. 99-4493.

UK Childhood Cancer Study Investigators, 1999. Exposure to power frequency magnetic fields and the risk of childhood cancer. The Lancet, 354, 1925–31.

UK Childhood Cancer Study Investigators, 2000. Childhood cancer and residential proximity to power lines. British Journal Cancer, 83, No. 11, 1573–80.

¿ESTAMOS REALMENTE PROTEGIDOS?

Durante décadas la población ha estado expuesta a radiofrecuencias de antenas de radio y televisión con los consiguientes riesgos documentados en la población cercana a estas instalaciones. Sin embargo, especialmente desde finales de la década de los 90 del siglo pasado, la presencia de las estaciones base de telefonía móvil han incrementado de forma exponencial los valores electromagnéticos existentes en el medio ambiente y, por tanto, la exposición de la población en general.

http://www.next-up.org/images/Valeur_CEM_2000_03_2009_Moyenne_900MHz_2500MHz_850.jpg

Lógicamente, debido a que cada estación base cubre una zona determinada y la distancia es un factor importante para valorar los niveles de radiación existentes, las zonas más cercanas a estas instalaciones emisoras de microondas serán las más afectadas, especialmente los pisos residencial más altos; es decir, los más cercanos a las estaciones base de telefonía móvil. Dependiendo de su potencia, el alcance de estas estaciones base puede ser de varios kilómetros con lo que el área afectada es potencialmente muy grande.

Se ha comprobado en multitud de mediciones, incluyendo las de propio Ministerio de Industria y Energía, que hay amplias zonas habitadas afectadas por valores superiores a las establecidas por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, a través de la Resolución 1815.

Es posible detectar valores emitidos por las estaciones base superiores a los citados a cientos de metros del foco emisor. Pero si se alejasen las antenas de telefonía de los lugares habitados sin aumentar la potencia, se podría dar servicio a los teléfonos móviles y se reduciría sensiblemente los valores existentes en el medio ambiente habitado.

La actual legislación no tiene en cuenta los estudios y los llamamientos científicos de alerta, prevención y precaución por la intensidad generada por el conjunto de las emisiones de telecomunicación, que incluso sin superar los límites legales se consideran de riesgo para la población expuesta.

Los comités de expertos, médicos y científicos consideran que la normativa vigente no es segura[1] independientemente del calentamiento, como efecto biológico inducido por la emisión de ondas electromagnéticas, ya que el efecto no-térmico está claramente contemplado como inductor de riesgos biológicos en la amplia literatura científica.

Los llamamientos científicos hace años que vienen advirtiendo que muy por debajo del valor límite de exposición establecido oficialmente en base a los mencionados efectos térmicos de la radiación se pueden producir efectos perjudiciales para la salud[2].

Los valores límite sirven hoy en día para mantener el riesgo para la salud de la población en general dentro de unos límites razonables desde el punto de vista de su compatibilidad económica, a cambio de una pérdida de días o años de vida calculada estadísticamente para la población.

Desde las instituciones oficiales se hace referencia continuamente al estado de la ciencia, que precisamente en el estudio de los efectos biológicos de los campos electromagnéticos es más que suficiente para adoptar urgentes medidas de prevención y protección. Esto queda muy bien camuflado en informes de empresas y dictámenes públicos y oficiales. Tan solo aquellos que saben leer entre líneas y que conocen muy bien la materia pueden reconocer también en estos informes la insuficiente fundamentación aportada para la toma de decisiones en torno a la evaluación de los riesgos biológicos. Hábilmente se dejan caer bajo la mesa estudios internacionales que se tachan de “insignificantes”, “poco reproducibles” o “no trasladables del ensayo animal al ser humano”. Cuando es obvio que en la industria química y farmacéutica rigen unas bases de evaluación toxicológica muy severas que se basan principalmente en ensayos con animales. Además, un producto, antes de llegar al mercado, tiene que recorrer un largo itinerario de exámenes detallados en relación a sus efectos biológicos y aún así acaban siendo responsables de numerosas enfermedades hasta que son oficialmente retirados del mercado.

Obviamente esto no rige para los campos electromagnéticos y mientras tanto se acumulan ejemplos de casos en los que las personas presentan cuadros patológicos en el ámbito de la influencia de campos electromagnéticos que están muy por debajo de los valores límite aceptados.

En nuestro país, la ley vigente sobre exposición a campos electromagnéticos de radiocomunicación[3] no tiene en consideración lo anterior y no aplica el Principio de Precaución (concepto que respalda la adopción de medidas protectoras ante las sospechas fundadas de que ciertos productos o tecnologías crean un riesgo grave para la salud pública o el medio ambiente, pero sin que se cuente todavía con una prueba científica definitiva de tal riesgo[4]), como tampoco lo hizo con el amianto y el tabaco (reconocidos hoy día como sustancias altamente cancerígenas) o con determinados medicamentos ya retirados como Vioxx, responsable de casi 27.000 ataques al corazón y muertes.

Tampoco tienen en consideración los márgenes de seguridad recomendados por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, a través de la Resolución 1815 del 27 de mayo de 2011[5], cuando, además, la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de Organización Mundial de la Salud (OMS) las ha clasificado dentro del grupo 2B, como posible carcinógeno en humanos[6].

Los Ministerios de Sanidad y Consumo y de Ciencia y Tecnología deberían establecer un conjunto de normas y procedimientos, de obligado cumplimiento por los operadores de los sistemas de radiocomunicación, que estuviesen orientados a asegurar que en ninguna zona accesible al público se superen los límites establecidos por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, a través de la Resolución 1815.

Como puede observarse en la siguiente figura, existen muchas diferencias en las legislaciones y recomendaciones de los distintos países ¿por qué si en todos ellos se utilizan los móviles de la misma manera y en todos hay cobertura?

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También se constata que dentro de estos estándares de supuesta protección se encuentran efectos adversos, como se muestra en la gráfica en rojo.

Las directrices de protección en los distintos países “difieren 5 puntos de magnitud o 100.000 unidades. Esto sería inaudito para los tóxicos químicos y las radiaciones ionizantes donde las normativas a nivel mundial son muy similares” (Dra. Magda Havas).

Hoy en día, numerosos Estados, tanto comunitarios (auspiciados entre otros por la Agencia Europea del Medio Ambiente) como no comunitarios, han establecido normativas más estrictas que la desfasada Recomendación Europea 1999/519/CE (del criterio ICNIRP) en uno u otro aspecto de la protección frente a la radiación. Así, y dentro de la propia Unión Europea, son casi la mitad: Reino Unido, Italia, Suecia, Finlandia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Lituania, Bulgaria, Polonia y Grecia. Y fuera de la Comunidad tendríamos a Suiza, Canadá, Australia, Israel, Nueva Zelanda, Rusia, China y, destacadamente, a Liechtenstein, que ha adoptado valores límite 10.000 veces más estrictos que el criterio térmico cortoplacista del ICNIRP, que es el adoptado en nuestro país.


[1] Declaraciones y Resoluciones internacionales

[2] Resolución 1815 del Consejo de Europa

[3] https://www.boe.es/boe/dias/2001/09/29/pdfs/A36217-36227.pdf

[4] http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001395/139578e.pdf

[5] Resolución 1815 del Consejo de Europa

[6] http://monographs.iarc.fr/ENG/Classification/latest_classif.php

PREGUNTAS FRECUENTES
  1. ¿Es dañina la radiación no ionizante generada por los electrodomésticos (hornos microondas, ordenador, etc.), líneas eléctricas o los teléfonos móviles y sus antenas?

. Las radiaciones no ionizantes, propias de las líneas eléctricas, electrodomésticos o de la telefonía móvil y radio y televisión, según la amplia literatura científica, tienen efectos biológicos potencialmente dañinos[1].

  1. ¿Existen riesgos para la salud de la población que reside, trabaja o permanece cerca de una antena de telefonía móvil?

. Tanto los teléfonos móviles como las estaciones base emiten campos electromagnéticos de elevada intensidad, que según muchos estudios científicos producen riesgos para la salud dependiendo de la potencia de la antena, distancia, obstáculos, etc. La potencia generada puede ser elevada estemos a uno o dos metros de la estación base o a 100 metros.

  1. ¿Es seguro vivir en un edificio que tiene una antena de telefonía móvil?

No. Aunque las antenas emiten menos energía hacia abajo, y la azotea del edificio absorberá parte de la energía de microonda, como igualmente lo hacen las fachadas de los edificios ubicados enfrente, las viviendas situadas en el mismo edificio que la antena, especialmente las de las últimas plantas, tienen una exposición elevada y suelen recibir valores superiores a los recomendados.

  1. ¿Hay algún indicio de que las radiofrecuencias (antenas de telefonía móvil, de radio o televisión) puedan producir cáncer?

. Desde hace años se vienen acumulando las pruebas científicas y médicas[2] acerca de que la exposición a las radiofrecuencias de este tipo de antenas pueda favorecer el desarrollo de un cáncer.

  1. ¿Puede producir cáncer el uso de nuestro teléfono móvil?

. Los datos científicos actuales indican que una prolongada exposición a campos de radiofrecuencia emitidos por los teléfonos móviles, pueden llegar a producir cáncer[3].

  1. ¿El uso de electrodomésticos u otros focos de radiaciones de extremada baja frecuencia puede producir cáncer?

. Distintos estudios epidemiológicos y de laboratorio[4] han mostrado una relación entre la exposición a las bajas frecuencias (líneas de alta tensión y transformadores eléctricos, etc.) y el potencial desarrollo de cáncer.

  1. ¿Hay relación entre las líneas eléctricas de alta tensión y el cáncer?

. Desde hace decenios, distintos investigadores de todo el mundo han concluido en sus resultados epidemiológicos[5] y de laboratorio que hay una relación entre líneas eléctricas de alta tensión y el cáncer, y que éstas representan un peligro para la salud de la población y pueden producir cáncer.

  1. ¿Cómo se garantiza la seguridad de las instalaciones que emiten campos electromagnéticos?

La seguridad se garantiza gracias a normativas elaboradas a partir de las recomendaciones de comités de expertos independientes y cualificados, situación que actualmente no se produce, al no tenerse en cuenta la multitud de investigaciones científicas y llamamientos de comités de expertos y científicos que vienen advirtiendo de que las actuales normativas no son seguras e incumplen el Principio de Precaución[6].


[1] Consultar referencias bibliográficas al final del documento.

[2] Estudios de población

[3]Estudios experimentales en el móvil y cáncer

[4] Estudios epidemiológicos sobre campos de frecuencia industrial (50/60 Hz) y leucemia y otros típos de cáncer

[5] Ahlbom A et al, (septiembre de 2000) “Un análisis conjunto de los campos magnéticos y la leucemia infantil”, Br J Cancer. 2000 Sep; 83 (5): [692-8

Groenlandia S et al, (noviembre de 2000). “Un análisis conjunto de los campos magnéticos, códigos de alambre, y la leucemia infanti”l. Leucemia Infantil-EMF Grupo de Estudio, Epidemiología. 2000 Nov; 11 (6): [624-34

Maslanyj MP et al, (marzo de 2007). “La investigación de las fuentes de la frecuencia de la energía residencial exposición a campos magnéticos en el Estudio del Cáncer del Reino Unido Niñez”, J Radiol Prot.2007 Mar; 27 (1): [41-58

[6] http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001395/139578e.pdf

CONCLUSIONES.
  1. El ser humano y la vida en general han estado expuestos a campos electromagnéticos naturales desde siempre. Sin embargo, nunca en toda la historia de la evolución había estado expuesto a los campos electromagnéticos artificiales de líneas eléctricas, electrodomésticos, radio, televisión, telefonía móvil, radares, etc., hasta que hace unos cuantos decenios han irrumpido inundando nuestro hábitat.
  2. La relación entre campos electromagnéticos y salud ha sido motivo de numerosos estudios epidemiológicos y médicos; se han realizado estudios e investigaciones por reputados científicos a lo largo de todo el planeta durante muchos años, que, lamentablemente, a pesar de los evidentes riesgos biológicos que han demostrado, hasta la fecha no han servido de base a muchos gobiernos para legislar en esta materia.
  3. La actual normativa que regula las emisiones producidas por las líneas eléctricas, transformadores o por las antenas de telefonía móvil, está basada fundamentalmente en los niveles propuestos por la ICNIRP (Comisión Internacional para la Protección frente a la Radiación No Ionizante), un ente totalmente desprestigiado[1] ya que numerosas publicaciones científicas recientes han demostrado que los campos electromagnéticos artificiales afectan a los organismos vivos a niveles muy por debajo de la mayoría de las directrices internacionales y nacionales, y cuyos niveles están considerados obsoletos por la mayor parte de la comunidad científica, así como en múltiples llamamientos científicos y médicos.
  4. Actualmente no es necesario realizar mediciones por parte de técnicos competentes y bajo la supervisión de la Administración para comprobar el cumplimiento de la actual normativa, ya que los valores límite permitidos son tan elevados que la normativa se asegura que no serán superados en ninguna circunstancia usual de habitabilidad. Sin embargo, sí que es importante realizar mediciones en caso de duda de los valores existentes para comparar los resultados con los valores propuestos por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, a través de la Resolución 1815, miles de veces por debajo de los de la legislación española.
  5. Múltiples comités de expertos internacionales compuestos por acreditados científicos, médicos, epidemiólogos, biólogos, etc., avalan los valores límite propuestos en la Resolución 1815 y consideran que los niveles de emisión permitidos en la actualidad son perjudiciales para la población, así como los que se encuentran en muchos lugares habitados. Y todo ello en base a la evidencia científica que muestra una asociación entre la exposición a campos electromagnéticos dentro de los límites recomendados legalmente e importantes efectos biológicos.
  6. Hay suficiente investigación sobre campos electromagnéticos en la actualidad, para que se legisle de forma más coherente con la realidad y se emplee en cualquier circunstancia el Principio de Precaución para que no suceda otra vez lo del amianto, tabaco y cientos de productos farmacéuticos.

[1] Llamamiento internacional de científicos pidiendo protección frente a la exposición a los Campos Electromagnéticos

BIBLIOGRAFÍA: INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS EPIDEMIOLÓGICOS
  1. https://www.emf-portal.org/de/article/overview
  2. Ahlbom, Anders; lonn, Stefan; Hall, Per; Feychting, Maria. Mobile Phone Use and the Risk of Acoustic Neuroma. Epidemiology. 2004.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15475713

Nuestros datos sugieren un aumento del riesgo de neuroma acústico asociado con el uso del teléfono móvil de por lo menos 10 años de duración.

  • Horst Eger, Klaus Uwe Hagen, Birgitt Lucas, Peter Vogel, Helmut Voit. The Influence of Being Physically Near to a Cell Phone Transmission Mast on the Incidence of Cancer. Published in Umwelt·Medizin·Gesellschaft 17,4 2004

http://www.tetrawatch.net/papers/naila.pdf

Los resultados de este estudio retrospectivo en Naila (Oberfranken) y en Saarland muestran que el riesgo de desarrollar cáncer fue tres veces más alto entre los pacientes que vivieron durante los últimos diez años en el interior de los 400 metros alrededor de la antena emisora objeto de estudio, comparado con los que vivieron más lejos

  • Azanza M.J. Steady magnetic fields mimic the effect of caffeine on neurons. Brain Res. 1989. Brain Res. 1989 Jun 5;489(1):195-8.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/2743149

Hemos observado que los campos magnéticos constantes (SMF) de 1160 y 2600 gauss (G) imitan las acciones inhibitorias y excitatorias de la cafeína en las neuronas. Habíamos observado que las neuronas aisladas de moluscos expuestos a SMF fueron inhibidas o excitadas por mecanismos que aparecen dependientes de Ca2+. Nuestros resultados corroboran con cafeína que los cambios en el Ca2+ cinética subyacen a los cambios electrofisiológicos membrana observados en las neuronas expuestas a SMF.

  • Azanza M.J., A. del Moral. Cell membrane biochemistry and neurobiological approach to biomagnetism. Prog. Neurobiol. 1994.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/7701072

  • Azanza M.J., del Moral A., Perez-Bruzon R.N. Bioelectric effects of lowfrequency modulated microwave fields on nervous system cells. In: Advanced Microwave and Millimiter Wave technologies, Semiconductor Devices, Circuits and Systems. 2010.

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  • Becker R., Marino A. Electromagnetyism and life. Suny Press, Albany, New York. 1982.

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Es claro a partir de los estudios de laboratorio que, los campos electromagnéticos no térmicos son capaces de alterar las funciones fisiológicas. La exposición crónica a ellos en el medio ambiente puede resultar en un cierto riesgo para la salud. La magnitud del riesgo es, en la actualidad, sólo vagamente perceptible. Como hemos demostrado, el concepto biológico de estrés proporciona el enfoque más útil para el análisis de los efectos biológicos causados por los campos electromagnéticos. Aplicado a la exposición ambiental, la hipótesis del estrés conduce a la conclusión de que la enfermedad o el efecto producido en sujetos expuestos dependerán de la predisposición genética y la historia anterior de cada sujeto, así como de las características eléctricas de la CEM y las condiciones de exposición. Por lo tanto, se espera que los estudios epidemiológicos para mostrar una correlación entre los campos electromagnéticos ambientales y una amplia clase de males, en lugar de una enfermedad específica, porque ese es el resultado esperado en una población animal sometido crónicamente a cualquier factor estresante. Esto es precisamente lo que se ha encontrado en los estudios epidemiológicos y encuestas. Las asociaciones han sido reportadas entre los campos electromagnéticos ambientales y diversos fenómenos como el cáncer, el suicidio, y la función cardiovascular. En el ámbito laboral, un síndrome de la enfermedad ha sido identificado en las personas expuestas a los campos electromagnéticos que conduce a un estado clínicamente diagnosticable de estrés biológico, y para efectos específicos tales como cataratas y, al parecer, los cambios en la reproducción humana.

  • Dolk H, Shaddick G, Walls P. et al Cancer incidence near radio and television transmitters in Great Britain. Sutton Coldfield Transmitter. Am J Epidemiol. 1997.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8982016

Una disminución significativa en el riesgo con la distancia también se encontró para el cáncer de piel.

  • Fajardo-Gutiérrez A, Garnudo-Espinosa J, Yacamoto-Kimura L, Hernández-Hernández DM, Gómez-Delgado A, Mejía-Arangure M, Cartagena- Sandoval A y Martínez-García MC. Residencia cercana a fuentes eléctricas de alta tensión y su asociación con leucemia en niños. Bol. Med. Hospital Infantil México. 1993.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1509032/

Los resultados observados identifican un riesgo constante que no puede ser explicado por la variación aleatoria. Los datos que apoyan los campos magnéticos como el principal factor de riesgo son indicativos, pero inconsistentes. Se requieren estudios adicionales que utilicen diseños innovadores que se centren en los niños expuestos altamente para ofrecer una mayor esperanza de desenredar este problema.

  1. Feychting M.; Ahlbom A. Magnetic fields and cancer in children residing near swedish high voltage power lines. Am J. Epidem. 1993.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1509032/

Los datos que apoyan los campos magnéticos como el principal factor de riesgo son indicativos

  1. Feychting M, Schlgen G, Olsen JH y Ahlbon A. Magnetic Fields and childhood cancer a pooled anylysis of two Escandinavian Studies. Eur J Cancer. Floring HK (1992) Containing the cost of the EMF problem. Science 257. 1995.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8562161

Los resultados apoyan la hipótesis de una asociación entre los campos magnéticos y la leucemia infantil.

  1. Goldsmith, Jr.: European EpiMarker. Lilienfeld 1978 Final report US Dept. of State. 1997.

http://www.tetrawatch.net/papers/naila.pdf

El resultado del estudio muestra que la probabilidad de que aparecieran nuevos casos de cáncer era significativamente mayor en los pacientes que habían estado viviendo durante los últimos 10 años en solares situados a una distancia menor de 400 metros de antenas de telefonía móvil, las cuales habían estado operativas desde 1993, comparados con otros pacientes que habían vivido más alejados. Además los primeros enfermaban a una edad promedio de 8 años más joven. En los años 1999-2004, después de cinco años de actividad de  la estación base de telefonía móvil, el riesgo relativo de padecer cáncer se había triplicado entre los residentes de la zona más próxima a la estación base comparándola con los habitantes de Naila (Alemania) que habían residido en la zona exterior.

  1. Gangi S. Johansson O. A theoretical model upon mast cells and histamine to explain the recently proclaimed sensitivity to electric and/or magnetic fields in humans. 2000.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10859662

Los datos de los estudios realizados en las interacciones de los campos electromagnéticos con la función cardiaca han demostrado que existen cambios de gran interés en el corazón después de la exposición a los campos electromagnéticos. Todavía no se sabe cómo, y a través de qué mecanismos, todas las células cardíacas se ven afectadas por los campos electromagnéticos. En este artículo, se presenta un modelo teórico, basado en las observaciones de los campos electromagnéticos y sus efectos celulares, para explicar la sensibilidad proclamada eléctrica y/o campos magnéticos en los seres humanos.

  1. Hallberg Ö, Johansson O. Melanoma incidence and frequency modulation (FM) broadcasting. Arch Environ Health. 2002.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12071358

Con base en los hallazgos, hechos y pruebas de las hipótesis presentadas en esta revisión, la conclusión principal es que la epidemia de melanoma es el resultado del moderno entorno artificial que nos obliga a vivir y dormir en condiciones de contaminación electromagnética invisible todavía poco saludable.

  1. Hocking B, Gordon I R, Grain M L. Cancer incidence and mortality and proximity to TV towers. Med J. 1996.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8985435

Hemos encontrado una asociación entre el aumento de la incidencia de leucemia infantil y la mortalidad y la proximidad a torres de televisión.

  1. Navarro E., Segura J., Portoles M., Gómez-Perretta C.: The microwave Syndrome: A preliminary Study in Spain. Electromagnetic Biology and Medicine. 2003.

http://www.emrpolicy.org/science/research/docs/navarro_ebm_2003.pdf

Los presentes resultados demuestran una correlación significativa entre varios síntomas de lo que se llama la enfermedad de microondas y la densidad de potencia de microondas asociada con la estación base situada en una colina en el borde de la ciudad. La gravedad de los síntomas se debilita para las personas que viven lejos, a una distancia superior a 250 m de la fuente EMF principal a una densidad de potencia inferior a 0,1 mW / cm2.

Hay una gran y coherente evidencia de pruebas de mecanismos biológicos que apoyan la conclusión de una relación verosímil, lógica y causal entre la exposición a RF y la enfermedad neurológica. Por lo tanto es posible que las estaciones base estén causando efectos adversos para la salud. Encuestas de salud pública de las personas que viven en las proximidades de estaciones base deben llevarse a cabo inmediatamente, y continuar durante las siguientes 2 décadas.

Efectos rápidos tales aborto espontáneo, interrupción cardiaca, trastornos del sueño, fatiga crónica bien podrían ser indicadores tempranos de efectos adversos para la salud

  1. Pérez-Castejón, Perez-Bruzon, Llorente, Pes, Lacasa, Figols, Lahoz, Maestu, Vera-Gil, del Moral, Azanza. Exposure to ELF-pulse modulated X band microwaves increases in vitro human astrocytoma cell proliferation. 2009.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19795354

Resultados estadísticamente significativos que mostraron una mayor tasa de proliferación celular bajo exposición 24h MW.

  1. Persson B.R.R., Salford L.G., Brun, A. Bloodbrain barrier permeability in rats exposed to electromagnetic fields used in wireless communication. Wireless Network. 1997.

http://www.hese-project.org/hese-uk/en/papers/persson_bbb_wn97.pdf

Hemos demostrado que la exposición a las microondas produce un efecto inequívoco en la BBB de nuestras ratas.

  1. Salford L. G. et al. Effects of microwave radiation upon the mammalian bloodbrain barrier. European Journal of Oncology Library. 2010.

http://www.icems.eu/papers.htm?f=/c/a/2009/12/15/MNHJ1B49KH.DTL

  • Salford L. G., et al. Nerve cell damage in mammalian brain after exposure to microwaves from GSM mobile phones. Environ. Health Perspect. 2003.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12782486

Hemos encontrado pruebas altamente significativas (p <0,002) para el daño neuronal en la corteza, el hipocampo y los ganglios basales en el cerebro de ratas expuestas.

  • Santini, R., Santini, P., Danze, J. M., Le Ruz, P. Seigne, M.: Symptoms experienced by people living in vicinity of mobile phone base stations: I. Incidences of distance and sex, Pathol. Biol. 2002.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12168254

Este primer estudio sobre los síntomas experimentados por las personas que viven en las proximidades de las estaciones de base muestra que, en vista de la protección radiológica, la distancia mínima de las personas procedentes de las estaciones base de telefonía celular no debe ser <300 m.

  • Savitz, D. Childhood cancer and electromagnetic field exposoure. Am. Jml. Epidemiol. 1988.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/3164167

Los resultados animan a un examen más profundo del potencial carcinogénico de esta forma de radiación no ionizante.

  • Stewart report. Mobile Phones and Health. Report of Independent Expert Group on Mobile Phones. National Radiation Protection Board NRPB, London, UK. 2000.

http://webarchive.nationalarchives.gov.uk/20101011032547/http:/www.iegmp.org.uk/report/text.htm

Hay buena evidencia de que la exposición a las señales de teléfonos móviles a intensidades dentro de las normas ICNIRP tiene, efectos directos a corto plazo sobre la actividad eléctrica del cerebro humano y sobre la función cognitiva. Estos podrían tener su origen en una variedad de fenómenos biológicos, porque hay alguna evidencia de los experimentos en células aisladas y animales. Existe una urgente necesidad de establecer si estos efectos directos sobre el cerebro tienen consecuencias para la salud, ya que, si es así, y si un umbral puede ser definido, las normas de exposición tendrían que ser reconsiderada. Es también es importante determinar si estos efectos son causados por la elevación local de la temperatura o, como parece posible, por otro, mecanismo «no térmico».

  • Wertheimer N, Leeper E. Electrical wiring configurations and chidhood cancer. Am. J. Epidemiology. 1979.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/453167

Los resultados del estudio sugieren que los hogares de los niños que desarrollaron cáncer se encuentran con mayor frecuencia cerca de las líneas eléctricas que transportan corrientes elevadas. Estos hallazgos no parecen estar relacionados con la clase social, el barrio, las calles congestionadas o la estructura familiar.

  • Wolf and Wolf. Increased incidence of cancer near a cell-phone transmitter station. International Journal of Cancer Prevention. 2004.

http://www.powerwatch.org.uk/news/20050207_israel.pdf

Nuestro estudio indica una asociación entre una mayor incidencia de cáncer y de estar en la proximidad a una estación base de telefonía móvil.

Daños en la salud y WIFI

  1. Akar A. et al., 2013. Effects of low level electromagnetic field exposure at 2.45 GHz on rat cornea. Int J Biol Radiat. 89 (4): 243-249

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23206266

Los resultados de este estudio preliminar muestran que la exposición a la radiación de MW podría causar alteraciones en la córnea de rata.

  • Akdag MZ et al 2016. Does prolonged radiofrequency radiation emitted from Wi-Fi devices induce DNA damage in various tissues of rats? J. Chem.Neuroanat. [Epub ahead of print]

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26775760

Los resultados de este estudio indicaron que los testículos son los órganos más sensibles a la radiación de RF.

  • Atasoy HI et al., 2013. Immunohistopathologic demonstration of deleterious effects on growing rat testes of radiofrequency waves emitted from conventional Wi-Fi devices. Journal of Pediatric Urology 9 (2):. 223-229

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22465825

Estos resultados plantean preguntas acerca de la seguridad de la exposición de radiofrecuencia de los dispositivos de acceso a Internet Wi-Fi para el cultivo de organismos en edad reproductiva, con un potencial efecto sobre la fertilidad y la integridad de las células germinales.

  • Avendaño C. et al., 2012. Use of laptop computers connected to internet through Wi-Fi decreases human sperm motility and increases sperm DNA fragmentation. 97 (1):. 39-45

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22112647

Para nuestro conocimiento, este es el primer estudio para evaluar el impacto directo del uso del portátil en espermatozoides humanos. La exposición ex vivo de los espermatozoides humanos a un ordenador portátil inalámbrico conectado a Internet disminuye la motilidad y la fragmentación del ADN inducida por un efecto no térmico. Los autores especulan que el mantenimiento de un ordenador portátil conectado de forma inalámbrica a internet en la zona cercana a los testículos puede provocar disminución de la fertilidad masculina.

  • Aynali G. et al., 2013. Modulation of wireless (2.45 GHz)-induced oxidative toxicity in laryngotracheal mucosa of rat by melatonin. 270 (5): 1695-1700.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23479077

Hay una aparente efecto protector de la melatonina sobre el estrés oxidativo inducido por Wi-Fi en la mucosa laringotraqueal de ratas mediante la inhibición de la formación de radicales libres y el apoyo del sistema glutatión peroxidasa antioxidante.

  • Celik O. et al. Oxidative stress of brain and liver is increased by Wi-Fi (2.45GHz) exposure of rats during pregnancy and the development of newborns. J Chem Neuroanat 2015.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26520617

La exposición a la radiación electromagnética (EMR) Wi-Fi puede inducir el estrés oxidativo en el cerebro y el hígado de ratas en desarrollo. El cerebro parece ser más sensible al daño oxidativo en comparación con el hígado en el desarrollo de los recién nacidos.

  • Ceyhan AM 2012. Protective effects of β-glucan against oxidative injury induced by 2.45-GHz electromagnetic radiation in the skin tissue of rats. Arco Dermatol Res 304 (7): 521-527

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22237725

El presente estudio demostró el papel de los mecanismos oxidativos en daños del tejido de la piel inducidas por la REM y que β-glucano podría aliviar las lesiones en la piel por daño oxidativo a través de sus propiedades antioxidantes.

  • Chaturvedi CM et al., 2011. 2.45 GHz (CW) Microwave irradiation alters circadian organization, spatial memory, DNA structure in the brain cells and blood cell counts of male mice, mus musculus. Prog Electromag Res B. 29: 23-42

http://www.jpier.org/PIERB/pierb29/02.11011205.pdf

Basándose en los presentes hallazgos, se concluye que la exposición crónica a la radiación de microondas altera el cuadro sanguíneo y tiene efectos degenerativos sobre el rendimiento del cerebro a partir de los cambios en la memoria espacial, la organización de los ciclos circadianos y del daño en el ADN. A pesar de que la exposición a MW no tiene ningún efecto adverso sobre la reproducción y el rendimiento metabólico, la exposición prolongada puede dar lugar a un trastorno neurodegenerativo. Dado que el rendimiento del cerebro es directamente correlacionado con la evaluación de riesgos de la salud humana; similar a la radiación ionizante, los límites de seguridad a la frecuencia y la duración de la radiación de microondas debe ser prescrito también en vista de su mayor uso en la vida diaria de la sociedad moderna.

  • Chou CK et al., 1992. Long-term, low-level microwave irradiation of rats. Bioelectromagnetismo 13 (6):. 469-496

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/1482413

  1. Ciftci ZZ et al, 2015. Effects of prenatal and postnatal exposure of Wi-Fi on development of teeth and changes in teeth element concentration in rats. [corrected]. Biol traza Elem Res. 163 (1-2): 193-201.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25395122

La exposición a corto plazo a EMR inducida por Wi-Fi puede causar un desequilibrio en el estrés oxidativo en los dientes de ratas en crecimiento.

  1. Cig B. y M. Naziroglu 2015. Investigation of the effects of distance from sources on apoptosis, oxidative stress and cytosolic calcium accumulation via TRPV1 channels induced by mobile phones and Wi-Fi in breast cancer cells. Biochem Biophys Acta. 1848 (10 Pt B):. 2756-2765

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25703814

Los campos electromagnéticos de Wi-Fi y teléfono móvil situados dentro de los 10 cm de las células inducidas generan respuestas oxidativas excesivas y la apoptosis a través de TRPV1 inducida por acumulación de Ca2 + citosólico en las células cancerosas. El uso de teléfonos móviles y y fuentes de Wi-Fi más lejos de 10 cm pueden proporcionar protección útil contra el estrés oxidativo, la apoptosis y la sobrecarga de Ca2 + intracelular.

  1. Dasdag S. et al., 2015. Effect of long-term exposure of 2.4 GHz radiofrequency radiation emitted from Wi-Fi equipment on testes functions. Electromagn Biol Med. 34 (1):. 37-42

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24460421

Sugerimos a los usuarios de Wi-Fi evitar la exposición a largo plazo de las emisiones de radiofrecuencia de los equipos Wi-Fi.

  1. Dasdag S. et al 2015. Effects of 2.4 GHz radiofrequency radiation emitted from Wi-Fi equipment on microRNA expression in brain tissue. Int J Radiat Biol.  91 (7): 555-561.

http: //www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25775055.

La exposición a largo plazo de 2,4 GHz RF puede dar lugar a efectos adversos tales como las enfermedades neurodegenerativas se originó a partir de la alteración de alguna expresión de miRNA.

  1. Desmunkh PS et al., 2013. Detection of Low Level Microwave Radiation Induced Deoxyribonucleic Acid Damage Vis-à-vis Genotoxicity in Brain of Fischer Rats Fischer. Toxicology Int. 20 (1):. 19-24

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23833433

Llegamos a la conclusión de que la exposición de baja radiación de microondas SAR en estas frecuencias puede inducir roturas de la cadena de ADN en el tejido cerebral.

  1. Deshmukh PS et al, 2015. Cognitive impairment and neurogenotoxic effects in rats exposed to low-intensity microwave radiation. Int J. Toxicol. 34 (3): 284-290.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov / PubMed / 25749756

Los resultados indicaron que, la exposición de microondas de baja intensidad crónica en la gama de frecuencias de 900 a 2450 MHz puede causar efectos peligrosos sobre el cerebro.

  1. Eser O., 2013. The effect of electromagnetic radiation on the rat brain: an experimental study. Turk Neurosurg. 23 (6):. 707-715

http: //www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24310452

EMR es causa de cambios estructurales en la corteza frontal, tronco cerebral y cerebelo y menoscaba el estrés oxidativo y el sistema de citoquinas inflamatorias. Este deterioro puede causar enfermedad, incluyendo la pérdida de estas funciones y áreas de desarrollo de cáncer.

  1. Ghazizadeh V. y M. Naziroglu 2014. Electromagnetic radiation (Wi-Fi) and epilepsy induce calcium entry and apoptosis through activation of TRPV1 channel in hippocampus and dorsal root ganglion of rats. Metab Dis cerebro. 29 (3):. 787-799

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24792079

En conclusión, la epilepsia y el Wi-Fi en nuestro modelo experimental está involucrado en la afluencia de Ca (2 +) afluencia y estrés oxidativo del hipocampo.

  1. .Grigoriev YG et al, 2010. Confirmation studies of Soviet research on immunological effects of microwaves: Russian immunology results. Bioelectromagnetismo 31 (8):. 589-602

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20857454

Nuestros resultados mostraron las mismas tendencias generales como el estudio anterior, lo que sugiere posibles efectos adversos del suero de la sangre de las ratas expuestas en el embarazo y el desarrollo fetal de ratas intactas, sin embargo, la aplicación de estos resultados en el desarrollo de estándares de exposición es limitada.

  1. Gumral N. et al., 2009. Effects of selenium and L-carnitine on oxidative stress in blood of rat induced by 2.45-GHz radiation from wireless devices. Biol traza Elem Res. 132 (1-3):. 153-163

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19396408

En conclusión, la radiación electromagnética de 2,45 GHz causa estrés oxidativo en sangre de rata. L-carnitina parece tener efectos protectores sobre la toxicidad de la sangre inducida por la radiación de 2,45 GHz mediante la inhibición de sistema redox.

  • Gürler SA et al, 2014. Increased DNA oxidation (8-OHdG) and protein oxidation (AOPP) by low level electromagnetic field (2.45 GHz) in rat brain and protective effect of garlic. Int. J. Radiat. Biol. 90 (10):. 892-896

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24844368

Se puede concluir que el bajo nivel de los CEM a 2,45 GHz MWR aumenta el daño en el ADN en ambos tejidos del cerebro y el plasma de las ratas, mientras que aumenta la oxidación de proteínas sólo en el plasma.

  • Jorge Mora T. et al., 2011. The effects of single and repeated exposure to 2.45 GHz radiofrequency fields on c-Fos protein expression in the paraventricular nucleus of rat hypothalamus. Neurochem Res. 36 (12): 2322-2332.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21818659

Los resultados sugieren que PVN es sensible a la radiación de microondas de 2,45 GHz a niveles SAR no térmicos.

  • Kesari KK et al., 2010. Mutagenic response of 2.45 GHz radiation exposure on rat brain. Int J Biol Radiat. 86 (4):. 334-343

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20353343

El estudio concluye que la exposición crónica a estas radiaciones puede causar un daño significativo al cerebro, que puede ser una indicación de la posible promoción de tumores.

  • Kesari KK y Behari J., 2010. Effects of microwave at 2.45 GHz radiations on reproductive system of male rats. Toxicol Environ Chem. 92 (6):. 1135-1147

http://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/02772240903233637

Estos resultados indican que una exposición de bajo nivel de las radiaciones de microondas ejerce un impacto negativo sobre la función del sistema reproductor masculino.

  • Kesari KK et al, 2012. Pathophysiology of microwave radiation: effect on rat brain. Appl Biochem Biotechnol . 166 (2):. 379-388

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22134878

El estudio concluye que la reducción de la melatonina o un aumento de la caspasa-3, la creatina quinasa, y de iones de calcio pueden causar un daño significativo en el cerebro debido a la exposición crónica de estas radiaciones. Estos biomarcadores indican claramente las posibles consecuencias para la salud de estas exposiciones.

  • Kumar S. et al, 2011. The therapeutic effect of a pulsed electromagnetic field on the reproductive patterns of male Wistar rats exposed to a 2.45-GHz microwave field. Clínicas (Sao Paulo) 66 (7):. 1237-1245

http: //www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21876981

Los campos electromagnéticos son reconocidos como los riesgos que afectan a la función testicular mediante la generación de especies reactivas de oxígeno y reducen la biodisponibilidad de andrógenos para la maduración de espermatozoides. Por lo tanto, la exposición de microondas afecta negativamente a la fertilidad masculina, mientras que la terapia de campo electromagnético pulsado es una técnica simple no invasiva que se puede utilizar como un agente eliminador para combatir el estrés oxidativo.

  • Kuybulu AE et al., 2016. Effects of long-term pre- and post-natal exposure to 2.45 GHz wireless devices on developing male rat kidney. Ren Fail. [Epub ahead of print].

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26905323

Se cree que la pre-exposición crónica y el período posterior al parto a la frecuencia de acceso inalámbrico a Internet de EMF pueden causar daños renales crónicos; mantenerse alejado de la fuente EMF en todo el embarazo y el período de la primera infancia puede reducir los efectos negativos de la exposición en el riñón.

  • Megha K. et al., 2015. Low intensity microwave radiation induced oxidative stress, inflammatory response and DNA damage in rat brain. Neurotoxicología 51: 158-165.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26511840

En conclusión, el presente estudio sugiere que la radiación de microondas de baja intensidad induce el estrés oxidativo, la respuesta inflamatoria y el daño del ADN en el cerebro ejerciendo un efecto dependiente de la frecuencia. El estudio también indica que el aumento de estrés oxidativo y respuesta inflamatoria podrían ser los factores implicados en el daño al ADN después de la exposición de microondas de baja intensidad.

  • Misa-augustino MJ et al., 2012. Electromagnetic fields at 2.45 GHz trigger changes in heat shock proteins 90 and 70 without altering apoptotic activity in rat thyroid gland. Biol Abierto 1 (9):. 831-839

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23213477

Los resultados sugieren que la radiación térmica sub-aguda a 2,45 GHz puede alterar los niveles de estrés celular en la glándula tiroides de rata sin alterar inicialmente su capacidad anti-apoptótica.

  • Misa-Agustino MJ et al., 2015. Exposure to non-ionizing radiation provokes changes in rat thyroid morphology and expression of HSP-90. Exp Biol Med (Maywood). 240 (9):. 1123-1135

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25649190

Los cambios morfológicos en el tejido de la tiroides pueden indicar una respuesta glandular al estrés agudo o repetido de la radiación en el eje hipotálamo-hipófisis-tiroides. Se necesita investigación adicional para determinar si el efecto de este agente físico con el tiempo puede causar la enfermedad en la glándula tiroides humana.

  • Misa-augustino MJ et al., 2015. EMF radiation at 2450 MHz triggers changes in the morphology and expression of heat shock proteins and glucocorticoid receptors in rat thymus. Life Sci. 127: 1-11.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25731700

Nuestros resultados indican que la radiación no ionizante sub-térmica provoca cambios en la permeabilidad endotelial y la vascularización del timo, y es un agente de modulación de tejido para Hsp90 y GR.

  • Naziroglu M. et al. 2.45-Gz wireless devices induce oxidative stress and proliferation through cytosolic Ca2+ influx in human leukemia cancer cells. International Journal of Radiation Biology. 2012.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22489926

2,45 GHz de radiación electromagnética parece inducir efectos proliferativos a través de estrés oxidativo y la afluencia Ca²⁺.

  • Naziroglu M. et al. Melatonin modulates wireless (2.45 GHz)-induced oxidative injury through TRPM2 and voltage gated Ca(2+) channels in brain and dorsal root ganglion in rat. Physiol Behav. 2012.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22019785

La administración de suplementos de melatonina en las neuronas DRG y el cerebro parece tener efectos protectores sobre el 2.45 GHz- inducida por aumento de Ca (2+)

  • Oksay T. et al., 2014. Protective effects of melatonin against oxidative injury in rat testis induced by wireless (2.45 GHz) devices. Andrologia 46 (1):. 65-72

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23145464

EMR inalámbrica (2,45 GHz) causó daños oxidativos en el testículo mediante el aumento de los niveles de peroxidación de lípidos y la disminución en vitamina A y E. Los suplementos de melatonina evitan el daño oxidativo inducido por el EMR y también apoya el sistema redox antioxidante en el testículo.

  • Papageorgiou CC et al., 2011 Effects of wi-fi signals on the p300 component of event-related potentials during an auditory hayling task. Diario de Neurociencia Integrativa 10 (2):. 189-202

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21714138

Los presentes resultados sugieren que la exposición de Wi-Fi puede ejercer alteraciones relacionadas con el género en la actividad neuronal asociada con la cantidad de atención que los recursos dedicados durante una prueba lingüística.

  • Paulraj R. y J. 2006. Single strand DNA breaks in rat brain cells exposed to microwave radiation. Mutat Res. 596 (1-2): 76-80.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16458332

Este estudio demuestra que la exposición crónica a estas radiaciones causan aumento estadísticamente significativo (p <0,001) en la rotura de la cadena sencilla del ADN en las células cerebrales de rata.

  • Paulraj R. y J. Behari 2006b. Protein kinase C activity in developing rat brain cells exposed to 2.45 GHz radiation. Electromagn Biol Med. 25 (1):. 61-70

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16595335

Las exposiciones crónicas pueden afectar el crecimiento y desarrollo del cerebro.

  • Saili L. et al 2015. Effects of acute exposure to WIFI signals (2.45GHz) on heart variability and blood pressure in Albinos rabbit. Environ Toxicol Pharmacol 40 (2): 600-605.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26356390

Estos resultados sugieren por primera vez, por lo que sabemos, que la exposición a WIFI afecta el ritmo cardíaco, la presión arterial, y la eficacia de las catecolaminas en el sistema cardiovascular; lo que indica que la radiofrecuencia puede actuar directamente y/o indirectamente en el sistema cardiovascular.

  • Salah MB et al., 2013. Effects of olive leave extract on metabolic disorders and oxidative stress induced by 2.45 GHz WIFI signals. Environ Toxicol Pharmacol 36 (3): 826-834.

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23994945

Nuestras investigaciones sugieren que la exposición a RF indujo un estado similar a la diabetes a través de la alteración de la respuesta oxidativa.

  • Sangun O. et al., 2015. The effects of long-term exposure to a 2450 MHz electromagnetic field on growth and pubertal development in female Wistar rats. Electromagn. Biol. Medicina. 34 (1):. 63-67

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24460416

La exposición a 2.450 MHz EMF, particularmente en el período prenatal, dio lugar a la restricción del crecimiento postnatal y retraso de la pubertad en ratas Wistar.

  • Saygin M. et al., 2015. Impact of L-carnitine and Selenium Treatment on Testicular Apoptosis in Rats Exposed to 2.45 GHz Microwave Energy. West Indian J. Med 64 (2):. 55-61

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26360675

La exposición a la radiación electromagnética dio lugar a la apoptosis testicular en ratas, principalmente por las vías intrínsecas por la expresión regulada decreciente de la caspasa-8. La reducción en la activación de la vía intrínseca de la apoptosis se encontró mayor con la administración de selenio en comparación con la administración de L-carnitina.

  • Shahin S. et al. 2013. , 2.45 GHz microwave irradiation-induced oxidative stress affects implantation or pregnancy in mice, Mus musculus. Appl Biochem Biotechnol 169: 1727-1751.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23334843

Nuestros resultados nos llevaron a concluir que un bajo nivel de estrés oxidativo inducido por radiación MW no sólo suprime la implantación, sino también puede conducir a la deformidad del embrión en caso de que el embarazo continúe.

  • Shahin S. et al., 2014. 2.45-GHz microwave irradiation adversely affects reproductive function in male mouse, Mus musculus by inducing oxidative and nitrosative stress. Res Free Radic. 48 (5): 511- 525.

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24490664

Hemos observado que la irradiación MW indujo una disminución significativa en el recuento de esperma y la viabilidad del esperma, junto con la disminución en el diámetro de los túbulos seminíferos y la degeneración de los túbulos seminíferos. La reducción en los niveles de actividad 3β HSD y de testosterona en plasma testicular también se observó en el grupo expuesto de ratones. Se observó un aumento de la expresión testicular i-NOS en el grupo de ratones irradiados con MW. Además, estos efectos adversos en la reproducción sugieren que la exposición crónica a la radiación no ionizante MW puede conducir a la infertilidad.

  • Sinha RK 2008. Chronic non-thermal exposure of modulated 2450 MHz microwave radiation alters thyroid hormones and behavior of male rats. Int J Biol Radiat. 84 (6):. 505-513

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18470749

La radiación de microondas de baja energía puede ser perjudicial, ya que es suficiente para alterar los niveles de hormonas tiroideas, así como la reactividad emocional de los animales irradiados en comparación con los animales control.